Los Hoteles han sido (y siguen siendo) una ilusión de la vivienda soñada de muchas personas, y más concretamente de la habitación soñada. La habitación, como decía Lous Khan, es el principio de la Arquitectura, la arquitectura en su estado más primitivo.
Esta reflexión nos lleva a pensar en porque en nuestras viviendas, las habitaciones han perdido su importancia. Actualmente, el espacio abierto, el hacer una única habitación, ha ganado terreno y no se contempla hacer una vivienda con muchas habitaciones, y estas estancias han perdido su carácter de ofrecer diferentes servicios, como un simple grifo en la habitación.
Esto nos lleva al tema de las habitaciones de Hotel. Estas habitaciones están pensadas para el placer terrenal, para dar el máximo confort posible y la mayor cantidad de servicios que podamos imaginar. Esto, aplicado a nuestras viviendas, sería un ejercicio muy interesante. Replantear el “dormitorio” y plantear habitaciones de Hotel, habitaciones que sirvan para usos dispares y que busquen el placer en su máxima expresión. No entender estas habitaciones únicamente como espacios de lujo, entenderlas como lugares para funciones múltiples, y que en su esencia den respuesta a la mayor cantidad de usos que creamos y queramos.
Una habitación de Hotel en nuestras viviendas, un lugar para el descanso, el juego, la seducción…